Frecuencia 432 Hz

Existe la teoria que en 1939, el ministro de propaganda nazi Joseph Goebbels decretó de forma universal el estándar de afinación de LA a 440 Hertzios en lugar de LA a 432 Hz, que hasta entonces, había sido el rango popular en la afinación de toda la música.

Pero se sabe también que en un inicio, el decreto fue conciliado y aprobado por parte de la B.S.I. (British Standard Institute) en su Conferencia Internacional de mayo de 1939 para posteriormente ser reafirmado por la International Organization for Standarization en 1955, y de nuevo en enero de 1975 como el ISO 16. Así que de acuerdo a la historia, es poco probable que Goebbels haya realizado dicha petición, mucho menos en tiempos de guerra.

Para muchos ingenieros en audio y productores, la conversión se trata más de un proceso de estandarización que ha sido consecuencia de siglos de manipulaciones arbitrarias.

Antiguamente, los músicos debían adaptarse a nuevas frecuencias de afinación con tan solo salir de su pueblo. Poder interpretar con músicos de otras regiones solía ser algo complicado incluso por las características de construcción de cada instrumento musical.  Además, otras de las recientes razones urgentes de asentar un estándar se debe el creciente consumo radiofónico y discográfico. Puede ser molesto para el consumidor escuchar varias canciones afinadas con hertzios de diferencia.

Por otro lado, los que defienden los efectos positivos de la afinación a 432hz, señalan que ha estado oculto al mundo por ser el punto de balance sónico de la naturaleza. Científicamente hablando, 432 Hz vibra en los principios de la media de oro PHI y unifica las propiedades de la luz, tiempo, espacio, materia, gravedad y el magnetismo con la biología, el código del ADN y la conciencia. De acuerdo a algunos investigadores independientes, la afinación natural a 432 Hz tiene efectos profundos en la consciencia y también en el nivel celular de nuestro cuerpo.

Si te interesa el tema, te recomendamos leer “History Of Performing Pitch: The story of A” del autor Bruce Haynes.

 

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